Hoy he vuelto al Parque de la Florida,
a aquél momento en que el atardecercon sus pasos dorados
proyectaba los últimos rayos del día
mientras yo caminaba sin prestar atención,
distraída en mis cosas
sin captar la magia de ese instante;
De aquel grupo que bailaba al ritmo de la música,
de aquel niño distraído con las hojas,
mientras su mochila reposaba en el suelo;
De aquella pareja paseando sus años,
cogidos de las manos conocidas.
Hay momentos de magia cotidiana,
que duran un segundo apenas,
que perdemos por la prisa,
por ir atribulados por la vida,
sin querer darnos cuenta de que la vida es eso:
Esos breves momentos regalados
que puede que regresen o no vuelvan.
Hoy he vuelto al parque,
a sentarme en un banco,
sin más pretensión
que degustar el instante⁷
en que caiga la tarde
y derrame su luz entre los árboles.
Vuelvo con más años y menos prisa,
con menos vista pero más entendimiento,
con muchos días cargados a la espalda.
Con la sonrisa presta y la atención intacta.
No quiero que este atardecer
me pille desprevenida.
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