martes, 15 de abril de 2014

EN LA HORA IRREVERSIBLE

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 Apenas una certeza, dos si acaso
y mil contradicciones grabadas en los labios.
¡Que cada uno respire su destino
y se impregne del delirio de los sueños!

Cada cuál que asuma sus quebrantos
que beba sus lamentos y sus miedos
que desde la cornisa del espanto
ponga brida a las palabras
y vuelva sus ojos ciegos.

Que en la tosca cerradura ponga la mirada al mundo
que no le salpique el barro, que no arañen su cerebro
que su corazón intacto sepa vivir en barbecho.

Cuando al final de sus días le pregunten si ha vivido
que conteste que fue un hombre al que nunca le han herido,
que no fue pasto de amores, ni hubo noches de vigilia
ni un suspiro nació roto, desgarrando su garganta.

Que se recortó las alas y pisó firme en el suelo
que inventó mil estrategias, que siguió todas las normas
y que ya apenas recuerda aquel crimen cometido,
condenándose a sí mismo, a deshojar sus anhelos
y en la hora irreversible, se dé cuenta de su error.

lunes, 14 de abril de 2014

TRES VECES

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 





Ya no lo niegues, me dijo
desnudémos la ternura
ahora que aún está dormida
la hora que nos aleje.

Renazcamos del olvido
de las cenizas del hielo,
apuñalemos las sombras
desoladas de nostalgia.

Abriguémonos del llanto,
del infortunio que acecha
rescatémonos de todo
desoyendo a la cordura.

Deja que huyan nuestras voces
de los senderos del miedo
que el susurro de tu boca
nos aleje de la muerte.

Ya no lo niegues, me dijo
sembrando fuego en mi alma
y antes de acabar el día
me había negado, tres veces.

lunes, 7 de abril de 2014

SIN MIRAR ATRÁS


















Hallar la honda sed en las pupilas
ver la noche arañada de nostalgia
matar el grito ahogado en la garganta,
cubrir la piel con un manto de olvido.

No mirar hacia atrás ni un solo día
no recorrer de nuevo la añoranza,
no caminar en días de tormenta
no vestirse de invierno ni amargura.

Renacer en la risa vespertina
despertar con los brazos extendidos,
correr bajo la lluvia sin paraguas.

Desandar el camino transitado
descubrir que han crecido nuevas alas
y beberse la vida sin reservas.

CONFIESO

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Confieso que en un tiempo
vi mares en los charcos,
confieso que fui amante
de la melancolía
 
que alimenté el dolor,
que cedí ante el fracaso
confieso que fui esclava
que descendí al infierno
 
que le puse grilletes
a la risa, al deseo
confieso que los días,
fueron noches aciagas
 
que el espíritu libre
se alejó de mi lado
y viví sumergida
en parajes sombríos.
 
Confieso que vagué
negándome al olvido
dejando que anidara
la ira entre mis poros.
 
Confieso que ascendí
con los pasos inciertos
aún entumecida,
aún atribulada
 
que volví a renacer
de mis propias heridas
y que las cicatrices,
son parte de otra historia.