al amparo del surco de la noche.
Mi corazón nocturno
viaja en brazos del sueño,
y en las cumbres del viento
traspaso el horizonte.
Hoy llueve todo el fuego
que guarda el universo.
Y siento los cuchillos de la luna,
que traen a mi alma blanca,
negra aurora.
Ausentes ya tus ojos de los míos
arde la soledad, quema en la boca.
Sumergido en los mares del olvido,
es la hora de la ausencia y del silencio.