Interminables filas de cuerpos inertes,
hileras de gemidos caminando descalzos
ahogados por la sangre y por el miedo,
vencidos por la angustia y las Interminables noches.
No son mejores los amaneceres
donde estalla con fuerza la realidad siniestra;
Huele a carne quemada, a sed y a hambre.
Alguien dice que hay que seguir caminando
y llevan su vida a cuestas, sus niños a cuestas,
sus penas a cuestas,
sin saber si verán amanecer de nuevo.
Voltear la mirada al lugar donde vivieron
mientras gritan los estómagos vacíos
y el pueblo continúa llorando por sus muertos,
luchando por recuperar la libertad arrebatada.
Me pregunto quién les liberará
de tanta atrocidad atravesada en los ojos,
cuándo regresará el verano para ellos,
cuántos más habrán de morir
antes de que alguien detenga esta barbarie...
Y mientras, ellos continúan con sus vidas a cuestas,
sus niños a cuestas,
sus penas a cuestas,
sus muertos a cuestas...
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