Fue aquella que sembró la nieve pura
llevando entre las manos primaveras
la que vivió feliz en su locura
la que soñó dichosa sus quimeras.
Fue aquella que acercándose a la luna
derramó su sonrisa a las estrellas,
la que meció a la noche en una cuna
la que allá donde fue, dejó sus huellas.
Fue, la que quiso ser, la melodía
un canto a media tarde, luz de aurora
un día de verano, un mes de enero
una puesta de sol, un mediodía
demente, independiente, soñadora
oscura tempestad, dulce aguacero.
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