Cuando el ciprés dormite
y calle el aire,
y la quietud del agua
te hable al oído
Cuando la noche yerma
roce tu espalda
cuando apenas recuerdes
que te he querido
Cuando se agite el cielo
y se desaten
las tormentas del alma
que habían dormido
Y una lágrima terca
busque salida
y se deslice lenta
entre un suspiro.
Cuando por fin descubras
que me he marchado
volverás a sacarme
de entre tu olvido.
Aullarás a la luna
desde el tejado
y tendrás la certeza
de haber perdido.
Otra lindeza con la sencillez del mejor verbo y el reproche sin rencor aún más doliente.
ResponderEliminarUn placer leerte, querida, me siguen gustando las anáforas que tan bien sabes distribuir en tu poesía.
Un beso al aire, amiga, y que te llegue cercano.
................Carlos
Querido Carlos, siempre tan amable con mis versos. Gracias por estar y por ser.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Inma
Hola, Inma. Te he concedido el premio Liebster, que se va pasando por blogs de menos de 200 seguidores. En www.ondasaladas.blogspot.com.es dejo las instrucciones. Un saludo, poeta y compañera de editorial.
ResponderEliminarHola, Jorge Sánchez López. Muy agradecida por este reconocimiento.
ResponderEliminarSaludos!!!
Inma