domingo, 3 de mayo de 2015

SIN AVISO





Hay un placer oculto
en construir este taller
de sufrimiento,
en dejar que los días
me laceren los labios
en hacerme un ovillo
y desasirme del mundo.

Hay un placer oculto
en esta calma irregular
de aristas afiladas
donde lo cotidiano
es sólo un espejismo
y se hacen realidades
las ausencias.

¡Está tan saturado
el andén del olvido!
¡son tantos los adioses
sin retorno
cristalizándose debajo de la piel
como música de fondo
en decadencia!

Hay un placer oculto
en el recuerdo
en la perpetuidad
del dolor
de la oportunidad
desperdiciada.

Hay un placer oculto
en el desgarro,
en la pregunta sin respuesta,
en la muerte que llega,
sin aviso.

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