domingo, 1 de junio de 2014

BENDIGO TUS MANOS

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Bendigo tus manos
que hilvanaron el sueño ineludible
y apenas de la nada
crearon un cobijo sin fisuras.
 
Bendigo tus ojos
que se visten de luz cuando contemplan
la firme realidad que ahora te habita.
 
Aquí dejas tus raíces, fuertes e inmensas
aquí dejas tu esencia, perdurando en el tiempo
en tus palmas se queda el ardor de la tierra
en ella cada gota del sudor de tu cuerpo.
 
Bendigo tus manos,
que conspiraron con tu corazón
contagiadas de sus latidos precipitados
y le otorgaron vida a este refugio
preservándote del olvido.

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