Veo pasar mis sueños
solos, desamparados
como desarraigados
en lenta procesión.
Un día te soñé
y fuiste parte de ellos
como un dulce pecado,
sin una redención.
Un día te olvidé
¡que ingrato es el olvido!
dormiste en mi recuerdo
y otra vez te soñé.
Como una aparición
que viene de muy lejos
divisé tu reflejo,
y otra vez te olvidé.
Aunque ha pasado el tiempo
de recuerdos y olvidos
danzante, aunque esquivo
permanece el lamento.
Veo pasar mis sueños
solos, desamparados
deseando olvidarte,
sin haberte olvidado.
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