y al abrigo del otoño llegado,
divise un detalle, algún vestigio
de sombras que oscurecen el pasado.
De sueños y horizontes ya perdidos
de mares que no fueron descifrados
de nostalgias sucumbiendo ante el olvido,
corazones que fueron deshabitados.
Acantilados donde lejanos mares,
azotaron con vaivenes imprudentes
doliente y delirante fue el destino,
que no supo luchar contracorriente.
Acaso cuando pase el tiempo
y al abrigo del otoño llegado,
divise un detalle, algún vestigio
de fantasmas que poblaron el pasado.
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