desde la lejanía,
te acercas nuevamente,
amparado en un sueño.
Vas creciendo en las llamas
de alguna nueva aurora,
entre sendas de noche,
de recuerdos y olvidos.
Con tus ojos de ausencia,
y tu boca de estío,
con tus besos de niebla,
y tus brazos de agua.
Eres árbol que echa
sus raíces al viento,
y tu vuelo es lejano,
y mi voz no te toca.
Eres fuerza que crece,
la corriente de un río,
efímero destello,
que de nuevo se ausenta.
En las horas amargas,
hambrienta de tu rostro,
una estrella se acerca,
con su abrazo vacío.
Precioso.
ResponderEliminarGracias Doggy Bob. Un placer que te hayas pasado por aquí y sobre todo, que te haya gustado.
ResponderEliminarSaludos,
Inma