mirándose de frente,
hombre de sal y piedra
de sangre atormentada.
En noches sin estrellas
jugaré a desnudarte
arrancando a tu piel
la niebla fatigada.
Sembraré de caricias
tus secretos dormidos,
beberé de tu olvido
en tu sombra callada.
Y tiraré a los mares
tu invierno renacido
y en un rito prohibido
besaré a la mañana.
Hombre de sal y piedra
que despiertas mis sueños
seré como la hiedra
que acaricia tu espalda.
Las dos almas expuestas
gritando sus anhelos
perdiéndose en la niebla,
buscando la alborada.
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