mientras la noche avanza presurosa
frágil pared donde su piel reposa,
deshojada como una rosa herida.
El vaso de la pena ya apurado
bebido el manantial del desconsuelo
sus ropas esparcidas por el suelo,
por el cruel ademán de un desalmado.
Y se bañó con lágrimas serenas
jabonando la piel con su amargura
trizándose el cristal de la alegría.
Su llanto, negro canto de sirenas
hundiéndose en un pozo de locura,
mientras el corazón se consumía.
Vaya..un soneto nada forzado; buena temática y artísticamente bonito..me ha gustado mucho Inma; gracias..
ResponderEliminarBello soneto, fue un placer leerlo.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarInma