presiento que te alejas de mi vida
y que en tan agridulce despedida,
te arrebató de mi, la noche ingrata.
En éste amanecer, que no amanezco
dónde espero el ocaso cada día
mi alma despertará triste y vacía
en lenta melodía mientras perezco.
Y en ésta sinrazón, mi desatino
se debate entre el sueño y la amargura
sedienta de acabar con mi destino.
Qué lejos siento hoy tu cercanía
qué sola me dejaste en la mañana
robando el corazón, mientras dormía.
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