Atrás dejó su lecho de locura
en guirnaldas azules la sonrisa
llenando de dolor la suave brisa,
sangrante arcilla de la noche oscura.
Del cielo de su amor hasta mi boca
de la tierra mojada a las raíces
regando las amargas cicatrices
un corazón, tallado en dura roca.
En la arena pisada de mi alma
ya no hay nubes doradas ni corales
huraño mar que no encuentra la calma.
Buscando en las oscuras tempestades
el sueño de una noche entre sus brazos
cuna que mecerá mis soledades.
en guirnaldas azules la sonrisa
llenando de dolor la suave brisa,
sangrante arcilla de la noche oscura.
Del cielo de su amor hasta mi boca
de la tierra mojada a las raíces
regando las amargas cicatrices
un corazón, tallado en dura roca.
En la arena pisada de mi alma
ya no hay nubes doradas ni corales
huraño mar que no encuentra la calma.
Buscando en las oscuras tempestades
el sueño de una noche entre sus brazos
cuna que mecerá mis soledades.
Muy bello este soneto, Irma. Me encantó.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella
Gracias Jorge Luis por tu comentario. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarSaludos,
Inma