Voy corta de palabras:
¿Cómo decirte, amor, cómo decirte
que cada amanecer es otro espanto?
La luz entra apacible en mi ventana
y enfrento un nuevo día, sin que estés.
He aprendido a morirme lentamente
anclada en la ternura de tu aliento
y vuelve a acompañarme esta tristeza
ocupando el espacio que has dejado.
Me faltan las palabras:
¿Cómo explicarte, amor, cómo explicarte
que expiro bajo el manto del recuerdo?
Voy muriendo mi muerte, mientras vivo
cruzando mil senderos de nostalgia.
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