Traes trozos de cristal en el semblante
deslizándose por la pendiente,
furtiva ola que desciende
hasta los fríos labios,
como pétalos muertos
ahogados de besar tanta amargura.
Y llega hasta tu pecho
deslizándose por la pendiente,
furtiva ola que desciende
hasta los fríos labios,
como pétalos muertos
ahogados de besar tanta amargura.
Y llega hasta tu pecho
dejando allí la sal y su secreto
un invierno que busca
el calor de otro invierno,
un dolor que se enciende
convirtiéndose en lluvia
anegando el espacio
con su turbio torrente.
Ya no quiero mirarte
mientras llueve en tu rostro
y tus ojos suplican
cubiertos de infortunio.
Hoy me daré la vuelta
para que no me mires
y veas en mis ojos
tus ojos suplicantes.
un invierno que busca
el calor de otro invierno,
un dolor que se enciende
convirtiéndose en lluvia
anegando el espacio
con su turbio torrente.
Ya no quiero mirarte
mientras llueve en tu rostro
y tus ojos suplican
cubiertos de infortunio.
Hoy me daré la vuelta
para que no me mires
y veas en mis ojos
tus ojos suplicantes.
Qué hermoso y qué triste...me gustó mucho, te dejo un saludo
ResponderEliminarcristales…
ResponderEliminarque caigan sin estallidos
despacio,
torpes como párvulos orates
sí… así… suave
una pluma entre tus pechos
el cálido aliento que rebelde cae
sí… así… así de suaves;
fragmentos
ven ya desnuda
de frente
de labios
sin guardia te espero
Cyrano de Casas Bajas
Gracias Liliana, por acercarte y dejar tu comentario. Un saludo también para ti.
ResponderEliminarGracias Cyrano de Casas Bajas, por dejar tu aportación. Un placer que te hayas pasado.
ResponderEliminarSaludos,
Inma