Cayó de súbito el frío
miró de frente al fracaso
y cercano ya al ocaso
le confesó al corazón,
que vivió al libre albedrío
que le consume el hastío
que está vacío su vaso
y reseca la ilusión.
El hálito de la muerte
acompaña su camino
y preso de su destino
va en un túnel sin regreso
lleva la mirada ausente
cuando descubre impotente
que vivió con desatino
y se muere sin un beso.
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