Tenía los ojos tristes
desbordados de ausencias
sus mañanas quebradas
pobladas de recuerdos.
Llevaba su destino
impreso en las pestañas
y un relámpago ciego
atado a su universo.
Nadie tuvo la culpa
de un encuentro tardío
cuando prendió la aurora
en la noche infinita.
Nadie pudo evitarlo
desatadas las ansias
llegaron las tormentas
abrazando el vacío.
Se quedaron las llamas
entonando plegarias
esperando el milagro
al refugio del miedo.
Se alejó la imprudencia
con su risa gastada
abordando su sino
apagando su fuego.
desbordados de ausencias
sus mañanas quebradas
pobladas de recuerdos.
Llevaba su destino
impreso en las pestañas
y un relámpago ciego
atado a su universo.
Nadie tuvo la culpa
de un encuentro tardío
cuando prendió la aurora
en la noche infinita.
Nadie pudo evitarlo
desatadas las ansias
llegaron las tormentas
abrazando el vacío.
Se quedaron las llamas
entonando plegarias
esperando el milagro
al refugio del miedo.
Se alejó la imprudencia
con su risa gastada
abordando su sino
apagando su fuego.
Como negro veneno
ResponderEliminarsobre piel porcelana
el miedo se hizo dueño
de caricias aladas
realidad y recuerdo
han ardido en la llama.
Ya no hay día ni acierto
ya no hay cuentos de hadas
sólo el triste recuerdo
de una flor en su rama
del calor de aquél beso
que hizo temblar su alma.
Perdóname Inma, pero cuando leo un poema que me llega, tengo que dar libertad a mi impulso de escribir... Bello poema el tuyo, padre y madre de mis rimas. Cálido beso a tu inspiración.
Cálido beso a la tuya, Aborojuan. Un placer encontrarte por aquí con tus maravillosos versos.
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