ni fue como esperamos,
se nos muere en las manos
el abrazo deshecho.
Volamos a la entrega
entre sombras y espectros,
con la complicidad
que nos brinda la noche.
Pero la muerte misma,
que nos mata los sueños,
nos devuelve el reflejo
del amor infinito.
Con los besos, el llanto
y las risas lejanas,
donde el gozo se ciñe,
y retorna de nuevo.
Donde encuentra reposo
el anhelo sangrante,
y se duerme abrazado,
a los dulces recuerdos.
La lectura de tu poema me ha llevado a expresar en voz alta: ¡Inma, como escribes! ¡es toda una belleza!
ResponderEliminarCreo que no hace falta añadir más palabras a mi comentario... Es todo un placer visitar tu blog.
Un abrazo
Un hermoso paseo desde el bostezo de la melancolía, al suspiro del deseo, parándose en la inquieta risita del ahora.
ResponderEliminarMusical y envolvente poema que sugiere, se deja acariciar..... y a la vez, acaricia.
Precioso Inma como siempre.
ResponderEliminarBellísimo, Inma, te felicito.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros generosos comentarios y por pasaros por aquí. Un abrazo,
ResponderEliminarInma