soportó la inclemencia de un invierno arraigado
el desdén y tristeza, que en su playa ha dejado
laceraron la piel con un hierro encendido.
Ya navega sin rumbo en su barco vacío
revistiendo su vida de amargo desengaño
durmiendo sobre el lecho de su dolor huraño,
mendiga de caricias, aterida de frío.
Hoy se aleja deprisa entre rutas de espuma
agrietando los días con su canto nevado
con escarcha en las manos y temblores de bruma.
Con serena locura afrontando su suerte
desnuda ante la lluvia, corazón alejado
fugitiva de sueños va buscando a la muerte.
Una belleza como todos tus poemas, el final muy bueno, un beso Inma.
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