Una palabra en el aire
y luego el infinito
tan definitivo como la muerte.
Una palabra que abre
surcos sobre la piel
tan profundos
como el arado sobre la tierra.
Y tras la herida abierta
silencio y más silencio
tan gélido como una sombra
rodando en el invierno,
tan triste como un piano
en un rincón de olvido.
Hay racimos de noche
colgados del vacío
y cuchillos anclados
por siempre en la memoria.
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