Salió el sentimiento, desnudo aunque era invierno
sin bufanda ni abrigo que le cubriera el cuerpo,
mientras él caminaba bajo una lluvia gris
nadie le dio un paraguas con el que cobijarse.
Estaba anocheciendo y creció más el frío
y arreció más la lluvia calándole los huesos,
presintió en el costado la punzada del hielo
y cayó congelado en medio de la calle.
Su pulso se hizo lento, apenas perceptible
y ya no sintió el frío y no le llegó el aire,
se perdió entre los brazos mojados de la tierra
dió el último suspiro y no lo escuchó nadie.
Su pulso se hizo lento, apenas perceptible
y ya no sintió el frío y no le llegó el aire,
se perdió entre los brazos mojados de la tierra
dió el último suspiro y no lo escuchó nadie.
¡Qué le cuento a usted, o al otro, o aquél? Si a nadie le importa mi sentimiento, cierto, Inma, muy pocas personas acusan de verdad nuestros pesares y carencias.
ResponderEliminarDoce alejandrinos bien compuestos que nos muestran el frío de la gente.
Buen fin de samana, querida.
........................Carlos