Oculto tras las luces de un paisaje
de un cielo diamantino y jaspeado
regresa tras la estela de un viaje
algún rostro perdido del pasado.
Entre campos de flores amarillas
y libre de la sombra que lo hería
el ocaso no postra sus rodillas
al pellizco de la melancolía.
Nunca llegó su voz a mis silencios
dejando así este amor deshabitado
muriendo lentamente en el olvido.
El tiempo fue apagando los incendios
y hoy este corazón desheredado
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